¿Qué es la oruga procesionaria?
La oruga procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de lepidóptero que, en su fase larvaria, forma largas filas o «procesiones» al desplazarse, de ahí su nombre. Es conocida por su capacidad de provocar reacciones alérgicas en humanos y animales debido a los pelos urticantes que recubren su cuerpo. Su ciclo biológico está estrechamente ligado a los bosques de coníferas, donde desempeña un papel ecológico al servir de alimento para diversas especies de aves y depredadores naturales.

¿Dónde se encuentra esta oruga?
Esta oruga es común en regiones de clima templado, principalmente en el sur de Europa, el norte de África y algunas zonas de Asia. Se encuentra en pinares y otras coníferas, donde construye sus característicos bolsones blancos en las copas de los árboles, especialmente en especies como el pino carrasco (Pinus halepensis), el pino negro (Pinus nigra) y el pino silvestre (Pinus sylvestris). También se han observado infestaciones en cedros y otras especies de coníferas en expansión debido al cambio climático y la alteración del hábitat.


¿Por qué es tan peligrosa?
La oruga procesionaria posee miles de pelos urticantes con toxinas que pueden provocar:
- Irritación cutánea: Contacto directo con los pelos puede causar urticaria severa.
- Problemas respiratorios: Inhalar los pelos microscópicos puede generar reacciones alérgicas y dificultades para respirar.
- Inflamación ocular: Si los pelos entran en contacto con los ojos, pueden causar conjuntivitis o inflamación severa.
- Riesgos para los animales: Los perros y otros animales pueden sufrir necrosis en la lengua y el esófago si ingieren la oruga, lo que en casos graves puede ser mortal.
¿Cuándo es más frecuente padecerla?
La oruga procesionaria es más visible en primavera (febrero a abril), cuando desciende de los árboles en fila india para enterrarse en el suelo y completar su metamorfosis. Sin embargo, sus bolsones pueden observarse en los pinos desde finales del otoño e invierno. Su desarrollo está influenciado por la temperatura y el fotoperiodo, lo que significa que los inviernos cálidos pueden adelantar su ciclo biológico.


¿Qué hacer si encontramos procesionarias?
- Evitar tocarlas o acercarse a ellas.
- Impedir que niños o mascotas interactúen con ellas.
- No intentar eliminarlas con métodos caseros (pisarlas o quemarlas libera sus pelos en el aire).
- Informar a las autoridades ambientales o empresas especializadas en control de plagas.
¿Qué hacer si entramos en contacto con sus pelos?
- En la piel: Lavar con abundante agua y jabón sin frotar, aplicar una crema con corticoides o antihistamínicos si hay irritación.
- En los ojos: Enjuagar con suero fisiológico y acudir al médico si hay inflamación.
- Vía respiratoria: Si se experimenta dificultad para respirar, acudir a urgencias de inmediato.
¿Qué hacer si un perro ingiere o toca una procesionaria?
- No manipular su boca: Los pelos pueden afectar también a los humanos.
- Lavar la boca con agua templada: Evita el uso de presión para no esparcir los pelos.
- Acudir al veterinario urgentemente: El daño en la lengua puede ser irreversible si no se trata a tiempo.
Medidas de prevención
- Evitar zonas de pinares en primavera.
- Mantener a los perros con correa y atentos en estas áreas.
- Denunciar la presencia de bolsones a las autoridades locales.
- Fomentar el control biológico, como el uso de aves insectívoras (herrerillos y carboneros), murciélagos y depredadores naturales como algunas especies de avispas parasitoides que atacan sus huevos y larvas.
Importancia ecológica
Aunque la procesionaria representa un peligro para la salud humana y animal, cumple un papel en la cadena trófica. Sus larvas sirven de alimento para distintas especies de aves, mamíferos insectívoros y otros invertebrados depredadores. Además, su presencia puede indicar desequilibrios ecológicos en los ecosistemas forestales, como la ausencia de depredadores naturales o la fragilidad de los bosques debido a la actividad humana.
La oruga procesionaria del pino es un insecto con un ciclo vital fascinante, pero altamente peligroso para humanos y animales. Conocer sus hábitos y aprender a prevenir el contacto con ellas es fundamental para evitar sus efectos adversos. La clave está en la prevención y en actuar con rapidez si se produce una exposición. Además, su control debe enfocarse en métodos sostenibles que respeten el equilibrio ecológico y minimicen impactos en la biodiversidad del entorno.
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